Sabiduría cubana con aroma de tabaco

Sus manos se deslizan sobre unas grandes y muy finas hojas secas de color marrón. Las aplana contra la mesa, como quien intenta hacerlas más dóciles, para luego juntarlas con otras hojas y enrollarlas hasta formar un puro perfectamente alineado. Héctor sabe que cada combinación de hojas dará, como resultado, habanos de un sabor y aroma distintos.

En 1492, el Viejo Mundo no descubrió América, pero sí el tabaco. Y, según los entendidos, lo hizo en la isla Colba (hoy Cuba), donde los nativos taínos utilizaban esta planta sagrada –que llamaban cohíba– para fines medicinales y rituales espirituales

“Aunque, en esencia, es el mismo tabaco, de acuerdo con la posición de la hoja en la planta, difiere su cualidad. En la planta las hojas superiores, al estar más expuestas al sol, son las que aportan la fortaleza del habano, las hojas del medio aportan el aroma, y las inferiores son más suaves, por tanto, facilitan la combustibilidad. Cada marca tiene su propia combinación de hojas, como una receta y, por tanto, cada marca tiene su propio sabor”, nos explica Héctor Fuentes Trujillo, maestro torcedor de puros desde hace más de dos décadas.

Es por esta trayectoria que fue invitado a la Feria Internacional de Turismo de Cuba, realizada este año en Cayo Coco. Allí nos cuenta que las 27 marcas oficiales que hay en la isla recorren el mundo gracias a la compañía Habanos S.A., formada por la nacional Cubatabaco y la española ITI Cigars.

Solo los puros cubanos que cumplen ciertos estándares de calidad pueden utilizar la denominación de origen protegida “habanos”, nos recuerda Héctor. Estos son elaborados a mano y sin químicos. “Por eso, podemos decir que todos los habanos son cubanos, pero no todos los puros hechos en Cuba son habanos”, aclara.

El mejor tabaco del mundo

Y aunque la planta del tabaco no es propia del Caribe, sino más bien de las zonas tropicales de América del Sur, para el torcedor cubano, la isla sigue produciendo “el mejor tabaco del mundo”. Según nos cuenta, otros países han querido imitar la calidad del habano, pero hasta hoy no han podido superar ni su sabor, ni su aroma, ni la calidad del liado a mano.

Origen sudamericano

El origen del tabaco parece perderse en una bocanada de humo. Sin embargo, en 2010 se encontraron las hojas más antiguas de esta planta (unos restos fosilizados de 2.5 millones de años de antigüedad) en la cuenca del Marañón, en el norte peruano. Es muy probable que su uso medicinal y ceremonial también haya comenzado en América del Sur, y desde allí haya viajado hacia el Caribe y México, donde la siguieron considerando una planta sagrada, igual o más poderosa que otras plantas empleadas en rituales ceremoniales con los que expandían su visión del mundo, brindaban ofrendas y agradecimientos o purificaban su espíritu.

Además de este carácter divino, los indios taínos que habitaban la isla usaban el tabaco de muchas formas curativas, ya sea masticando las hojas, inhalando el humo, aspirándolo en polvo por la nariz, haciendo cataplasmas para curar golpes y heridas, entre otros usos medicinales que fueron registrados por botánicos europeos desde los primeros años de la invasión española.

Fue por eso que el uso del tabaco se extendió con velocidad por Europa y otras partes del mundo. La planta comenzó a ser usada fuera de su espacio ceremonial, primero, como un polvo que se esnifaba para aliviar dolores (como en el caso de la corte francesa, gracias a Jean Nicot) y, más tarde, con cigarros que al inhalarse por la boca brindaban un placer recreativo estimulado por su componente principal: la nicotina (llamada así en honor a Nicot).

Primer productor mundial

En toda esta historia Cuba siempre ha tenido un rol protagónico. El comercio del tabaco fue, junto con el cultivo de caña de azúcar, la principal actividad económica de la isla desde que España vio que podía monopolizar el negocio, primero con fábricas en Sevilla y otras ciudades de la península ibérica, adonde se importaban polvo y hojas secas de tabaco y, finalmente, con puros ya elaborados en chinchales (casas de torcido) o fábricas cubanas.

Ya en el siglo XIX, Cuba se convirtió en el primer productor mundial del tabaco debido a la masificación del cigarrillo (tabaco enrollado en papel de alta combustión). Pero, fuera de su contexto ritual o medicinal, el consumo masivo de cigarrillos respondía más bien al placer que generaba la nicotina y algunos químicos agregados, lo que desató diversas enfermedades ligadas a esa adicción.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el tabaco mata a más de 8 millones de personas cada año en el mundo, pero hoy se sabe que estos casos están relacionados, principalmente, con las más de 4 mil sustancias químicas que contiene un cigarrillo, de las cuales 250 son nocivas para la salud y más de 50 serían cancerígenas. Es por eso que los fumadores de cigarros puros presentan índices mucho más bajos de cáncer de pulmón o cardiopatía coronaria que los fumadores de cigarrillos.

100% natural

Héctor Fuentes enfatiza que el consumo del tabaco debe ser siempre moderado y aclara que los habanos se saborean en la boca, que no hay necesidad de pasar el humo a los pulmones. Por otra parte, resalta que “el habano no tiene químicos, ya que se confecciona solamente con hojas”. Y si le sumamos que, en Cuba, los cultivos están libres de agrotóxicos, podemos concluir que, efectivamente, “el habano es 100% natural”, tal como destaca el torcedor.

Texto y fotos: Claudia Ugarte (@fotoviajera.pe)
INFOTUR LATAM
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