Descubriendo Tigre, un tesoro escondido en el Delta

En mi reciente escapada a Tigre, un destino encantador que se encuentra a solo 32 kilómetros al norte de Buenos Aires, tuve la oportunidad de descubrir un verdadero tesoro natural y cultural. Este lugar, que alberga el Delta del Paraná, es el quinto más grande del mundo y el único que desemboca en un curso de agua dulce, que me ofreció una experiencia que fusiona historia, naturaleza y aventura.

El Delta del Paraná, donde se encuentra el reconocido Delta del Tigre, se extiende por miles de kilómetros cuadrados, conformando un laberinto de ríos, canales e islas que son el hogar de una biodiversidad excepcional. Durante mi visita, realicé un recorrido por sus aguas tranquilas, donde pude observar aves exóticas, como martinetes y garzas, así como una variada flora que incluye especies autóctonas y plantas acuáticas. La tranquilidad de la naturaleza rodeada de la melodía de las aves fue un verdadero deleite para los sentidos.

Tigre cuenta con una rica historia que se remonta a la época de los colonizadores. Durante el siglo XIX, comenzó a desarrollarse como un destino de veraneo para la aristocracia porteña, lo que dio lugar a una arquitectura de estilo europeo en sus casas de fin de semana. Hoy en día, se pueden admirar estas hermosas mansiones que se alinean a lo largo de los canales, algunas de las cuales han sido restauradas y abiertas al público como museos.

Mi jornada comenzó en el emblemático Puerto de Frutos, un vibrante mercado al aire libre que me recibió con una explosión de colores y aromas. Pasear entre los puestos repletos de artesanías, muebles y productos locales fue una experiencia sensorial única. El bullicio de compradores y vendedores, combinado con el murmullo del agua, creaba una atmósfera acogedora que me invitaba a perderme en sus callejuelas y descubrir cada rincón.

El mercado, situado a orillas del río Tigre, no solo es un lugar donde se pueden encontrar productos tradicionales, sino también un espacio que celebra la cultura local. Los artesanos, con manos expertas, dan vida a piezas únicas que reflejan la identidad de la región, se pueden admirar desde coloridos cestos de mimbre, hasta delicadas cerámicas y cada objeto cuenta una historia. Además, la oferta gastronómica es irresistible con los aromas de empanadas, choripanes y dulces típicos flotan en el aire, haciendo que cada paso sea un recorrido no solo visual, sino también culinario.

A medida que avanzaba, me encontré con músicos callejeros que llenaban el ambiente con melodías alegres, invitando a los transeúntes a detenerse y disfrutar del momento. La calidez de los vendedores, siempre dispuestos a compartir anécdotas sobre sus productos, añadía un toque personal a la experiencia. Sin duda, el Puerto de Frutos es más que un simple mercado; es un lugar donde la tradición y la modernidad se entrelazan, creando un espacio vibrante que captura la esencia de Tigre.

Para culminar mi experiencia, opté por un tour en barco panorámico de una hora. Este recorrido me permitió apreciar la belleza del delta desde una nueva perspectiva. A medida que navegábamos por los cinco ríos más importantes, el guía compartió relatos fascinantes sobre la historia de la región, sus tradiciones y la vida en el delta. Cada giro del barco revelaba un paisaje diferente, con casas de veraneo, exuberante vegetación y una tranquilidad que contrasta con la vida agitada de Buenos Aires.

Mientras el barco avanzaba suavemente, me sumergí en los sonidos de la naturaleza: el canto de las aves que anidaban entre los juncos y el suave murmullo del agua acariciando la orilla. El guía nos explicó sobre las técnicas tradicionales de pesca que se han transmitido de generación en generación, y el orgullo que sienten por su conexión con la tierra y el agua.

Tigre es, sin duda, un destino que ofrece un merecido respiro del ritmo acelerado de la ciudad. Con su encantadora mezcla de naturaleza exuberante, cultura vibrante y actividades al aire libre, se convierte en el lugar ideal para desconectar del bullicio urbano y reconectar con uno mismo. Sus tranquilas aguas, rodeadas de frondosos bosques y pintorescos canales, invitan a explorar las excursiones en barco, permitiendo descubrir la belleza del delta en cada rincón.

Fotos y texto: Stephany Díaz
INFOTUR LATAM
www.infoturlatam.com

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